Una vez más vamos a dar todos los detalles de cómo se hizo una de las fotos más impactantes que hicimos en la sesión con Alberto Gómez Tribello, un fantástico atleta (pertiguista) que en sus ratos libres es Traceur, esto es, practicante de Parkour.

La foto es esta:

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La foto se hizo en un edificio a medio construir y abandonado en Tres cantos, Madrid, su campo de entrenamientos habitual.

La imagen final se hizo en tan solo 6 intentos, en realidad solo 4 de ellos con Alberto saltando. Esto es debido a que ya llevábamos un buen rato haciendo fotos y, por tanto, ya sabíamos aproximadamente los ajustes que poner en cámara y flashes, y además estábamos ya hacia el final de la sesión y nos quedábamos sin tiempo, lo cuál es un buen acicate para acertar a (casi) la primera.

La secuencia desde la primera prueba de foto a la foto final es esta:

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Cuando se trabaja con deportistas de alto nivel hay que dejarse guiar por ellos. No me cansaré de repetirlo, es imposible dominar todos los deportes, así que es fundamental dejar a los que saben que te orienten. Sobra decir que mis conocimientos de Parkour están a la altura de los que puedo tener de la técnica de apareamiento de la Holoturia.

Lo que si hice, y recomiendo siempre hacer cuando acudes a una sesión de fotos de cualquier disciplina sobre la que no seas un experto, es informarme sobre las generalidades del deporte, sus normas, y empaparme de miles de fotografías para «inspirarme».

Cuando llegamos a este lugar (y a todos los anteriores) mi pregunta fue «y aquí qué puedes hacer Alberto?» y él me fue detallando las zonas y los movimientos y locuras que podía ir haciendo en cada una de ellas. En ese momento es vital que como fotógrafo trates de visualizar la foto posible en el lugar que tienes delante y con el movimiento que te están describiendo. Tu misión es «traducir» la información que te están dando a las dos dimensiones de la fotografía. Muchas veces el movimiento en vivo es super chulo, y sin embargo en foto no tiene tanta fuerza, y al revés. Esa es tu tarea, seleccionar del menú de posibilidades que te da el deportista lo que crees que puede dar más y mejor juego en fotografía. Y has de hacerlo de forma casi instantánea.

Alberto me dijo que podía saltar de pared a pared en ese punto, algo que si lo vierais en vivo os parecería imposible, no tanto por la separación, que serían unos 4 metros escasos, si no porque había una buena caída hacia abajo. Inmediatamente vi el potencial de ese lugar, las pintadas, el colorido y, sobre todo, la posibilidad de «aislar» al sujeto contra el cielo. Por un lado quería aprovechar esas nubes maravillosas que teníamos ese día, y por otro tengo una marcada obsesión por las fotos limpias, sin elementos que distraigan la atención.

En este lugar podía contrapicar a lo bestia y así conseguir varias cosas a la vez:

-Mayor sensación de altura del salto.

-Usando un gran angular de 17mm separaría las paredes y parecerían aún más lejanas entre si.

-Lograría esconder las casas que había justo al lado (de hecho en la foto final se ven más que en las otras pruebas que hice) y así aislar a Alberto y atraer la atención hacia él.

Lo primero SIEMPRE es decidir tu encuadre, y luego empezar a colocar flashes si hicieran falta.

Primero encuadre, luego luces. Grábatelo a fuego.

En este caso, y dado que íbamos muy deprisa hice las dos cosas a la vez, porque nada más ver el sitio ya sabía como iba a encuadrar y, por una vez, acerté. Quería un encuadre torcido, que dicen que dota de dinamismo a la toma (¡como si un tío volando a 8 metros de altura no fuese dinamismo suficiente ya oiga!), pero sobre todo quería que Alberto llenase el único hueco «vacío» de la escena.

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Si te fijas solo hay una zona en esta foto que esté limpia, el cuadrante superior derecho. ¡BUM! Ahí quería yo a Alberto.

En una escena ya de por si sobrecargada de detalles, hay que buscar una manera de conseguir que quien mira la foto no se pierda. Eso se consigue aquí llenando el único hueco vacío con el elemento central de atención.

Si, es verdad, además es una de las zonas que las normas clásicas de composición de los tres tercios dicen que son buenas para atraer la atención. No lo puedo remediar, soy clasicón.

Y además hay una tercera razón, las líneas de los bordes de la casa te llevan a hacia él, te guían a mirar a donde quiero que mires. Todo suma, nada resta.

Dado que el día era soleado en ese momento, y la zona baja estaba en sombra, había que iluminar con flashes esas pintadas. La verdad es que no supuso una gran complicación, coloqué 3 flashes a mi derecha, montados conjuntamente, iluminando las zonas más interesantes de la pared, las letras naranjas del primer plano sobre todo, un 4º flash iluminaba desde arriba hacia un poco mas al fondo de esa pared. Pensé en iluminar también la zona del fondo de la pared de la izquierda, pero lo descarté porque estoy seguro de que restaría atención sobre lo importante.

Dejé un quinto flash arriba, que iluminaría las zonas de sombras de Alberto y que sujetaba Nuria,  su sufrida novia de ojos con girasoles.

Los flashes estaban a plena potencia, que había que llenar sombra en un día soleado, así que no había mucha más filosofía que trabajar. ¡Pum, pim, pam!

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En esta foto se ve muy bien la colocación de los flashes, solo falta el que sostenía Nuria.

Como quería garantizarme nitidez, y este mamífero vuela muy rápido, había que disparar a alta velocidad, 1/3200 de segundo. ¿podía haber bajado un poco la velocidad? Pues si, probablemente si, pero cuando trabajas rápido hay que hacer sacrificios a veces, comprometes una cosa para ganar otra. Si hubiera tenido tiempo, probablemente hubiera probado a bajar un par de pasos la velocidad y comparar resultados, pero recuerdo que ya era casi la hora acordada para terminar la sesión, y Alberto llevaba ya unas cuantas horas dando saltos sin parar. Compromisos. Decisiones rápidas.

Diafragma abierto para garantizarme potencia en los flashes f5, la lente usada me permite abrir a f4, pero cerré un poquito por puro miedo a no acertar exactamente con el punto de enfoque.

Siempre que puedo trabajo preenfocando en un punto, bien sea pidiendo al sujeto que se coloque en la zona exacta en la que voy a disparar, o bien buscando una zona que esté a la misma distancia. El caso es no tener que jugármela con el enfoque automático y poder centrarme en disparar en el momento justo, que ya tiene tela.

En este caso es evidente que no le podía pedir a Alberto que se colocase en el punto de disparo, así que tuve que jugármela y medir en uno de los saltos de prueba, abrir la foto y comprobar en pantalla que estaba enfocada. Lo estaba, así que no toqué nada, dejé el enfoque bloqueado y confié que Alberto saltaría exactamente con la misma trayectoria. Y lo hizo. Lo cierto es que cuando trabajas con deportistas de cierto nivel (¡y no te digo ya en el caso de las bailarinas!) puedes estar casi seguro de que son capaces de repetir el mismo gesto técnico casi de forma idéntica una y otra vez.

La única complicación que tenía esta foto para mi era acertar en el momento del disparo. Con flashes no hay disparo en ráfaga, hay UNA foto, y punto. Aciertas y te coronas, falla y prepárate a fallar una y otra vez y morirte de vergüenza por tener que pedirle al mamífero que repita una y otra vez el gesto por tu culpa.

Regla de oro: Si lo ves, lo has perdido.

Los primeros dos saltos son en la postura que utilizaría un traceur normalmente, casi del todo agrupado. Pero veamos las pegas que yo vi en esa postura.

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Esta primera foto es un ejemplo claro de «momento muñón», falta un brazo.

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Y en esta casi lo mismo, aunque se ve un colgajo que resulta ser su mano, lo cierto es que la pose no es estéticamente muy agradable.

Le propuse a Alberto hacer un salto que, en su condición de atleta, sabía que entendería a la primera, la pose de «paso de vallas», esto es, el momento en el que un atleta de especialidad de vallas esta justo encima de la valla, con la pierna de ataque estirada del todo y la de paso recogida lateralmente.  De nuevo aquí conviene recalcar que es bueno tener un mínimo conocimiento de los deportes para explicarte bien y rápido, y de nuevo también, es importante visualizar la escena en dos dimensiones en tu cabeza. Yo sabía que lo que buscábamos era una silueta potente y con fuerza plástica, y esa pose de paso de vallas es justo eso.

Dicho y hecho, Alberto adoptó la pose en el aire y la foto gana en fuerza. Mucho.

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Primer intento con la pose de paso de vallas. Correcto pero «¿puedes estirar más la pierna de ataque Alberto?»

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¡BINGO! ¡La tenemos!

En la próxima entrada explicaremos cómo se editó esa foto, que se hizo TODO sin salir de Lightroom. Creo que se nota diferencias claras entre la foto que salió de la cámara y la foto final:

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Gracias y hasta la próxima.